Se basa en medir la capacidad de un planeta o satélite natural de albergar vida según las posibles condiciones que alberga dicho cuerpo celeste.
Para analizar de la manera más objetiva posible la aparición de vida en otros planetas, debemos observar en primer lugar organismos y patrones encontrados en nuestro propio planeta. Los extremófilos tienden a ser el argumento central en este asunto.
Estos extremófilos pueden adaptarse y reproducirse en una amplia gama de condiciones: altas temperaturas, bajas temperaturas, extrema acidez, elevada presión, altas concentraciones de azufre, etc.
Se han encontrado organismos como el gusano de tubo gigante que vive cerca de fumarolas a 2000-4000 metros bajo el mar. Estos seres toleran condiciones extremas de alta temperatura y sulfuro, además de que requiere de muy bajas concentraciones de oxígeno para vivir. La existencia de estos seres apoya enormemente la posibilidad de vida extraterrestre en otros planetas con condiciones diferentes a la de la Tierra.
A la hora de analizar la posible habitabilidad de un planeta se analizan diversos factores:
Zona de habitabilidad[]
Dependiendo de la masa y actividad de la estrella de dicho sistema estelar, la zona de habitabilidad será más o menos amplia. Generalmente se refiere a la capacidad que tendría dicho planeta o satélite para albergar agua líquida en condiciones normales de presión según la distancia con dicha estrella, teniendo en cuenta los datos mencionados en primer lugar.
Tipo espectral[]
El tipo de estrella madre es esencial a la hora de establecer posibilidad de vida extraterrestre. Por ejemplo, las estrellas de elevada masa y luminosidad (como las gigantes azules) son las peores candidatas debido a que se consumen muy rápido (a mayor masa estelar, mayor presión en su núcleo y por ende, mayor fusión nuclear en menor cantidad de tiempo). Cabe destacar que las elevadas temperaturas e intensa radiación producida por este tipo de estrellas es otro factor a tener en cuenta.
El sistema estelar debe poseer elementos más allá del hidrógeno y helio debido a que se necesita una amplia gama de elementos para generar vida. Sin embargo, los elementos principales en los seres vivos (oxígeno, hidrógeno, fósforo, azufre, nitrógeno y carbono) son muy comunes en el universo. Cabe destacar que la mayoría de estrellas del universo actual son enanas rojas, y debido a que estas estrellas proceden de estrellas masivas que explotaron en supernova, sus sistemas estelares tendrían una abundancia de elementos más allá del helio. También, establecer la probabilidad de vida en sistemas de enanas rojas es imprescindible para la astrobiología teniendo en cuenta que estas son las más comunes del universo actual.
En general hay muchos más factores que influirían a la hora de medir la posible habitabilidad de un planeta, como su órbita, eje de rotación y su masa. La órbita no ha de ser muy excéntrica, ya que la adaptabilidad de los seres vivos es limitada y tendrían que sufrir cambios muy significativos de temperatura. Su eje de rotación debe poseer una inclinación razonable para evitar sufrir cambios muy bruscos de temperatura según la estación. La masa es otro factor esencial, un planeta rocoso de muy elevada masa capturaría una buena cantidad de gases con lo que sufriría de un efecto invernadero similar al de Venus, ya que estos gases atraparían más calor. Por otro lado, un planeta de muy baja masa perdería su calor hacia el espacio rápidamente, generando menos probabilidad de actividad bioquímica que de lugar a la vida. Cabe destacar también que la habitabilidad en gigantes gaseosos es extremadamente improbable, los planetas rocosos son el principal objetivo de estos estudios.